miércoles, 26 de septiembre de 2007

2º DÍA DE LA NOVENA: LA GRACIA ( YEKARA ) DERRAMADA A TRAVÉS DEL "ALTER CHRISTUS"


Esta meditación de hoy tiene como base fontal un Francisco de Asís enfermo, postrado en cama o que, por culpa de estar impedido, debe desplazarse al amparo de una hostil parihuela para atender las necesidades corporales de un enfermo de Rieti. Pero todas estas desgracias que, a la mayoría de mortales, nos resultarían suficientes, como poco, para justificar nuestra falta de ánimo, bajada de moral y estado impermeable a las necesidades y males ajenos, para el poverello no es más que otro adoquín más que imbricar en la escultura que, de su propio cuerpecito, está esculpiendo, a imagen y semejanza del Dios encarnado: JESUCRISTO, y que con el tiempo llegará a ser identificado por el fervor popular como el " ALTER CHRISTUS ", identificación que, en su época, no pocos problemas de carácter herético llegó a acarrear a quien así lo nombraba. Pero hoy, siglo XXI, cuando la Santa Inquisición no sólo ya no tiene poder ni civil ni penal sino que tampoco la tiene eclesiásticamente, pues la Iglesia la ha reformado y le ha cambiado hasta el título de la Congregación que la representaba sustituyéndolo por el de la Congregación de la Fe, yo me atrevo a gritar, con voz firme, clara, segura y sin ningún tipo de rubor y dubitación que a San Francisco de Asís habría que llamarlo el "IPSE CHRISTUS". Esta identificación con Jesús no es objeto de la presente meditación pero si que, desde ahora, ya adelanto que será tema de reflexión de esta novena. Pues en este estado de enfermedad, el poverello, contento, alegre, juglar y trovador del AMOR-AMANTE-AMADO, se traslada impedido a visitar a un enfermo que, aunque menos aquejado de males corporales que él, los soporta con poca paciencia y mucho desespero. La situación moral del enfermo es deplorable, para no decir patética, con tendencia a los excesos lascivos e inmorales pero que, en su estado de sufrimiento, es capaz de renunciar a esta vida licenciosa con tal de que, Francisco, le imparta la bendición y lo libere de todos los males corporales que le afligen.El Santo de Asís imbuido del Espíritu Santo siente misericordia por el enfermo, desesperado por su situación, y él lleno de la GRACIA-YEKARA del Verbo Encarnado, que en cierta ocasión afirmó: " En verdad, en verdad os digo: Quien cree en mí, las obras que yo hago, también él las hará, y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre", le imparte la BENDICIÓN y, de repente, el enfermo entra a formar parte del nuevo Orden de la Creación e, incorporado en la eternidad bienaventurada, desaparecen todos los males fruto de la finitud.



QUE EL SEÑOR OS BENDIGA Y OS GUARDE.

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